No hay que temerle al monstruo de la fiesta infantil… pero tampoco lo haga más grande

Las mamás nos quejamos por todo, y la que lo niegue mejor no vuelva a leer este blog. Ninguna la tiene fácil. Ni las que se quedan en casa, o las que trabajan, ni las casadas o las solteras, ni las que tienen solo un hijo o las que tienen más de tres. Ninguna. Todas tenemos retos y complicaciones. Y no contentas con todo lo que tenemos en el plato diario, nos fascina complicarnos más la vida en cualquier oportunidad. Tampoco me lo nieguen. O si no cómo explican el hecho de que cuando llega la hora de celebrarle un cumpleaños a nuestros hijos, la tan bien ponderada “fiesta infantil” se convierte en una piedra en el zapato constante por días. Y acá las mamás latinas somos las peores.

La fiesta infantil debería ser lo que es. Una celebración de un cumpleaños más. Sin embargo, para la mamá latina en particular, ésta se puede convertir de un momento a otro en un gigantesco monstruo al que hay que vestir, alimentar y buscarle entretención por horas. De pronto, estamos contando con más de 50 invitados a una simple piñata (por cierto si hablamos de la piñata en sí me parece una práctica que aunque divertida es sumamente violenta y sin sentido), gastándonos una fortuna y quejándonos de que no tenemos tiempo para prepararla.

Mamá latina, le hablo a usted. Aprenda de sus colegas norteamericanas y sea sencilla de ahora en adelante. Yo se por qué se lo digo. Ellas no se complican la vida con estos asuntos. He aprendido de ellas y en la última celebración del cumpleaños de mi hija decidí seguir un poco su protocolo y me pareció fabuloso. Mis fiestas no serán estilo americano 100%, pero el incorporar elementos de ellas no está nada mal. Aquí mis consejos:

1. Planeación con tiempo. Usted ya sabe qué época le toca la celebración. Así que no deje que llegue el día y usted tenga que salir corriendo a Party City a comprar lo primero que ve de Frozen. Si usted planea con tiempo puede aprovechar rebajas en tiendas online, averiguar sobre varios lugares que le interesen para hacer su celebración, hasta pensar en el menú. Así logré comprar las sorpresas para la fiesta de mi hija en una promoción maravillosa del Black Friday. Y quedé como una reina.
2. Divide y vencerás. Pretenda que está planeando una estrategia de mercadeo. Acaparar todo el mercado es imposible. Así que utilice lo que en el argot del marketing llaman segmentación del mercado. Fije un target. Considere, género, edad, relación con el cumpleañero(a). No tiene que invitar a media humanidad. Sus hijos (y hasta su pareja) se lo agradecerán.
3. Acuda a la ley “Yo no muevo un dedo”. Entre menor interacción tengan los adultos con la fiesta mejor para todos. Ya sea en casa o afuera, nada mejor para una mamá que llegar a una fiesta infantil y limitarse a esperar a que ésta termine e irse a seguir con su vida. Porque seamos sinceras, las que más tenemos que ir a estas celebraciones somos nosotras. A veces dos de ellas por día. Al menor sonido de “Tenemos Piñata”, nuestros maridos salen corriendo como cuando les preguntamos por primera vez “¿Para dónde va esta relación?”. Así que cuando planee su fiesta, piense como invitada. ¿Qué le gustaría hacer a usted en una fiesta infantil? Nada. ¿Por cuanto tiempo? el menor posible. Tip: considere hacer una estación para los adultos con una menú enfocado en ellos. Es un detalle de agradecimiento por estar allí.  
4. Siguiendo con la misma ley, considere las fiestas temáticas. Puede ser en casa o afuera. Una clase de ballet, un taller en Home Depot, una fiesta de princesas, o un sitio donde vayan a saltar. Esto favorece a que los niños están entretenidos, focalizados y no necesitan de nosotras (o por lo menos muy poco). Esto puede durar de una hora a hora y media. Luego hay unos minutos para almorzar, luego cantamos el cumpleaños, hay pastel para todos, repartimos sorpresas y se acabó el asunto. Todo en un lapso de 2 horas mínimo. Lo mejor de hacerlo en sitios especializados, es que decoran, atienden y limpian por uno. Mejor imposible.
5. La hora es crucial. Aquí vuelvo a repetir, la clave está en pensar como invitada. Creo que hay dos opciones y fuera de esas dos es complicarse la vida o complicársela a las demás mamás. Fiesta mañanera pre-almuerzo, o fiesta en la tarde pre-cena. Piense en un sábado cualquiera. Los niños se levantan temprano y como usted no tiene ni idea que hacer con ellos, salvo que tengan clase de alguna cosa, usted los lleva gustosa a la fiesta infantil. A la 1 de la tarde ya esta libre y ellos están cansados y llenos. La última fiesta de mi hija fue a las 10:30 am. Primera vez que lo hice así y me pareció la fórmula ganadora después de 4 años de haber intentado otras opciones. Si es en la tarde también funciona. Usted tiene todo el día para hacer lo que tiene que hacer, luego lleva a sus hijos a la fiesta y a las 6 de la tarde está lista para llevarlos y comenzar el proceso de ir a la cama sin pensar en la cena. Los baña y ya porque acuérdese que no hay lugar que engendre más bacterias que una fiesta infantil. Le aseguro que para las 8 de la noche en cualquiera que sea el caso, usted ya tendrá su copa de vino en la mano poniéndose al día con Scandal o arreglándose para un Date Night.
6. Todo en su debida proporción. Salvo la fiesta para el primer cumpleaños, y en nuestro caso, también los 15, creo que la fiesta de cumpleaños no debe ser motivo de alarma. No hay un trofeo para “el cumpleaños del año” y la única persona a complacer es a quien está cumpliendo años.
   

   Fotos cortesía de Karen Martinez

   

Antes de que me den sus comentarios quiero darle un agradecimiento especial a http://www.fioribelle.etsy.com por la increíble decoración, a Vita Karchyova (@vkarchyov) por el fabuloso pastel y a Kids ´N Motion por la clase de ballet para las niñas. increíble idea!

Ahora sí… ¿Tienen otra recomendación? ¿Qué piensan de las fiestas infantiles? Cuéntenme sus historias!!!