Las mamás de esta era padecemos de una terrible enfermedad: Quejitis aguda. No me lo nieguen, la que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
A veces me pregunto si esto se debe a que en esta era de las redes sociales, las mamás tenemos infinidad de espacios para expresar nuestras quejas y reclamos, como si exponiéndolos pudiésemos solucionar esas mil y una calamidades diarias. Todo esto se lo debemos al tan ponderado y socialmente estigmatizado “Tenerlo Todo”. Esa obsesión que tenemos las mujeres de hoy de querer demostrarle al resto del mundo lo capaces que somos de hacerlo todo y tenerlo todo al mismo tiempo de ser completamente felices. Se los digo a palo seco, esto no es más que un mojón mental y se los voy a explicar.
Las que estamos en casa nos quejamos de no estar en una oficina. Las que están en la oficina de no pasar más tiempo con sus hijos. Las casadas nos quejamos de los maridos y lo que hacen o no hacen. Las que no, o se quejan del ex o se quejan de sus actuales parejas o de estar sin pareja. Todas queremos más. Más dinero, más posición, más libertad, más, más y más. Y a eso, sumémosle que las mamás somos los seres más competitivos y narcisistas del planeta. Y tampoco me lo nieguen. Nuestra vida se ha convertido paupérrimamente en verificar cual de nosotras tiene las mejores vacaciones en Disney, las fotos familiares más lindas (acabo de poner las del cumpleaños de mi hijo casualmente), el estado económico más estable, la casa más organizada, los hijos más educados y bellos, la relación de pareja más perfecta, lo queremos todo y por eso sufrimos de quejitis aguda porque siempre hay una mamá que tiene ese algo que nosotras creemos que nos hace falta. Mojón. Todas estamos en el mismo barco. Lidiando con miles de problemas. Ninguna tiene la vida perfecta, por más foto “cara de ponqué” que usted vea en Facebook. Lo más triste del asunto es que ese todo es una falsedad creada por nosotras mismas y alimentada por una sociedad que va de mal en peor.
Les pregunto… ¿no se dan cuenta de que ya lo tienen todo? Porque si usted es mamá, y hablo por la gran mayoría, es porque usted decidió serlo con todo lo que esto conlleva. Y si a usted le preguntan qué es lo que más la hace feliz, siempre responderá que son sus hijos, ¿no es así? Pues esta es la verdad. Nuestros hijos son ese TODO. Lo demás son circunstancias de la vida que son únicas para cada quien. Ser mamá no es entrar en una maratón ficticia, porque la carrera no termina nunca, y a nadie le dan trofeos por ser la mamá del año. El próximo jueves que se siente a comer pavo, “pavoneándose” (valga la redundancia) de su vajilla y mesa perfectamente decorada para la ocasión, piense en lo afortunada que es. En que si sus hijos son saludables, tienen que comer, dónde dormir, una educación y sobre todo gozan de cariño y amor, usted es una mujer afortunada y por eso debe estar agradecida.
Dejemos la quejadera, dejemos de competir y les propongo algo, no para que lo hagan esta semana de acción de gracias, sino para practicarlo por los siglos de los siglos:
- Regálele un mani-pedi a una amiga mamá. Le aseguro que en su grupo de amigas hay alguna que no tiene ni dinero ni tiempo para hacerlo.
- Ofrézcase de nanny en su grupo de amigas. Es más, túrnense. Así sus amigas pueden también salir, disfrutar y tomarse la foto del date night para compartirla en Facebook.
- Haga cumplidos a sus amigas mamás. Si le da envidia de lo flaca que se ve su amiga, guárdese la envidia, dígale lo bella que está, lo orgullosa que está de ella y acto seguido váyase para el gimnasio.
- Organice un evento social que tenga como finalidad ayudar a otras mamás. Hay muchas que necesitan su ayuda. Dinero, ropa, juguetes, comida, miles de mamás no tienen todo lo que usted y sus amigas mamás tienen.
- No critique a otra mamá. Esto hágalo un mandamiento. Si no le gusta su forma de pensar o actuar, a menos de que esto sea una amenaza para su salud o la de los demás, NO SE META.
- Demuestre su apoyo con actos válidos. Recuerde que un abrazo, una llamada, una invitación a tomarse un café, un bonito regalo son más que un Like en Facebook.
- Abrace y bese a sus hijos cuantas veces sea necesario. Dígales lo mucho que los quiere diariamente.
- Tenga señales de agradecimiento también con su pareja. Claro, es también su responsabilidad el cuidar de los hijos, pero un “gracias” no se le niega a nadie y genera muchas cosas buenas.
- Sonría. El mundo es un lugar en conflicto. Todos estamos rodeados de caos. Pero su pequeño caos la hace feliz no lo niegue. Así que sonría.
- Luche por sus sueños sin querer los de los demás. Haga lo posible por ser una mamá feliz buscando lo que quiere pero agradeciendo lo que tiene. Verá lo bien que se siente.
¿Tienen más ideas? Las invito a que las compartan aquí.