No se si es el estrés de todo lo que está pasando en el país, o si simplemente estoy abrumada con todo lo que el rol de mamá implica algunas veces, o si son las malditas hormonas (porque a las mujeres nos joden siempre las malditas hormonas). Tal vez fueron las tres cosas juntas, pero esta mañana perdí el teléfono y perdí la compostura. En otras palabras mandé todo a la mierda. Ahí, en frente a mis dos hijos tuve un tantrum de mamá. Todas los hemos tenido y la que lo niegue que tire la primera piedra. De un momento a otro comencé a llorar y a gritar. Esto no pasa con frecuencia. Yo llamo a estos episodios estados de demencia temporal que cuando terminan, recordamos mitad de lo que realmente pasó. Lo que más recuerdo de hoy es decirles que me iba a convertir en una mamá realmente malévola. Los dos chiquitines se quedaron petrificados en la puerta. Salieron en silencio, se montaron al carro sin protestar, y comenzaron a llorar. Yo me senté, me puse mis gafas de sol y también rompí en llanto. Seguí diciéndoles una cantidad de cosas, entre ellas reglas que iba a imponer y tuve un aha moment! Tal vez eso es lo que le pasa a nuestro dictador, perdón, presidente. A lo mejor tiene tantrums presidenciales y es cuando comienza a firmar acciones ejecutivas sin sentido y completamente malévolas.
Cuando íbamos llegando al colegio les dije que lo sentía y mi corazón se enterneció cuando ellos me pidieron disculpas también, porque no tenían que hacerlo. No es su culpa. Son niños. Yo soy quien los debe guiar, quien debe poner orden claro, pero ante todo ejemplo y fui yo quien esta vez actuó mal.
De regreso a casa logré calmarme (cuando encontré el bendito celular). Tal vez mis hijos estarán sintiendo en estos momentos que al volver del colegio se encontrarán con una madredictadura. Pretendamos que será así. ”Vamos a volver a hacer que el hogar Sur sea grande otra vez”. Para eso tendría que firmar las siguientes acciones ejecutivas:
-Se prohíben los celulares, tabletas, y la televisión en horas de las comidas.
-Se prohíben los legos, la plastilina y la escarcha.
-Queda vetada cualquier versión de la canción: Papa finger, mama finger.
-Toque de queda a partir de las 8 de la noche en las habitaciones.
-Se prohíbe la migración al cuarto principal en horas de la noche. El pequeño inmigrante será deportado a su habitación sin explicación alguna.
-Lo que mamá encuentre en el piso al día siguiente será tirado a la basura o llevado a donación.
-Cualquier violación a las normas anteriores será pagada con castigos tales como:
- Tiempo fuera, en la oscuridad del baño y con una grabación de la voz del “coco”.
- Baño de agua fría en la regadera en caso de llanto y grito excesivo.
- Fin de semana de lectura con la ventana abierta para que puedan ver el lindo clima que hace afuera.
Algo más. Una acción ejecutiva especial para mi marido:
-Prohibidos los ronquidos. De no seguir esta norma se construirá un muro en la cama, y será él quien lo pague.
Fírmese, y cúmplase.
Usted y yo sabemos que esto no lo voy a hacer. A la primera pelea entre mis hijos seré yo quien saque el Ipad para dárselos, cuando mis hijos emigren a mi habitación a las 3 de la mañana yo los abrazaré y les daré besitos, mi marido seguirá roncando como si nada y mi casa seguirá siendo un caos en las mañanas tal como lo fue hoy. No nos engañemos. Así en medio de todo somos felices y cada mamá encuentra la manera de que todo funcione, reglas o no. Cada hogar es diferente. En realidad la única acción ejecutiva que debemos firmar las mamás es la siguiente: COMO MADRE HAGA LO QUE LE FUNCIONE Y NO JUZGUE A LAS DEMÁS MAMÁS. Pero si usted pudiera instaurar una madredictadura es su casa, ¿qué orden ejecutiva firmaría?
¡Y para cuando tengamos estas pataletas de mamá recuerden que existen los carbohidratos y el vino!