Indecisión. Esta es la palabra de moda. Obvio, la mayoría de personas en estos días se refiere a cierta decisión que no ha podido tomar en meses y pues ya llegó la hora de elegir. Esto me puso a pensar en esos momentos en que la vida le abre a uno dos caminos y nos enfrentamos al tan bien ponderado libre albedrío. Algo que es muy cierto es que la vida se compone de las decisiones que tomamos y de las que dejamos de tomar. Porque después que se pasa la oportunidad no hay “hubiera” que valga.
El problema no es la indecisión. El problema es cuando esperamos hasta el último minuto para elegir. Esto tiene sus pros y sus contras. En mi experiencia personal, esto me sucede cuando los dos caminos son bastante viables y apetecibles o cuando ambos son realmente caminos difíciles y engorrosos, pero no hay más y qué se le va a hacer. Hay que elegir y hay que hacerlo ya!
Pues bien. Si este es su caso, ya sea indecisión por quién va a votar mañana o por qué se va a comer esta noche en la cena, estas son mis humildes recomendaciones para esos momentos de indecisión en el último minuto.
1. No lo piense tanto. Entre más usted analice la situación más preguntas va a encontrar y usted ya no tiene tiempo de sentarse a responderlas. Acuérdese de esos exámenes del colegio para los que usted no estudió y pensó que abriendo el cuaderno cinco minutos antes le iba a solucionar el problema. Lo que no aprendió ya no lo va a aprender en pocas horas. Acuda a su Luke Skywalker interno y sigua su instinto, confíe en el poder de “la fuerza”.
2. Ojo con las influencias externas. En estos momentos en que hay que tomar una decisión clave no faltan los consejeros externos. Tenga cuidado porque hay cosas en la vida que solo uno puede saber de acuerdo con sus vivencias y expectativas. Lo que me hace feliz a mi es diferente de lo que hace feliz al otro.
3. Cuando el río suena… no siempre quiere decir que usted tiene que nadar para donde va la corriente. Claro, en caso de emergencia lo más natural es salir por donde lo hace la demás gente. Pero a veces el que se salva es que se sale del montón y agarra la puerta del otro lado donde no hay nadie. Otra vez, pídale a Obi Wan que lo ilumine.
4. No le de miedo equivocarse. Al tomar una decisión usted toma el riesgo de que sea una decisión incorrecta. Pero bien lo dice el dicho, es mejor arrepentirse de lo que hizo que de lo que dejó de hacer. Tenga la seguridad de que una decisión por buena o mala que sea a algún lado lo conducirá y sobre todo, le dará paz mental.
5. Deje los miedos a un lado. A nadie le gustan los cambios. Qué mejor que quedarse en el “comfort zone”. Eso está bien, no hay nada de malo en ello. Pero si usted es de los que se queja y se queja del entorno, si está en el punto de “ya esto no me lo aguanto más”, pues no le de miedo apelar al cambio. Esto depende de lo que usted quiera.
No siendo más le deseo suerte. Espero que tome la mejor decisión sea cual sea el caso. ¿Qué otras cosas recomienda usted para casos de indecisión?
¡¡¡ Indecisión!!! Hay que soltarle la mano y agarrarla por los cachos. Muchas veces por carecer de decisión y sobrarnos indecisión, perdemos oportunidades de oro! Y es cierto, oir al corazón, la conciencia, la almohada.. Pero a tomarla. Conozco a alguien que tomó una muy buena y el 1 de diciembre, verá los frutos 😉