¿Alguna vez te has preguntado qué harías si estuvieras sin tus hijos por un tiempo? Bueno mamá, ten cuidado con lo que deseas. Han pasado 8 semanas desde que mis hijos Eva (8) y Erik (5) se fueron con la familia a sus vacaciones de verano al extranjero. Hay innumerables razones por las que decidimos hacer esto. Eva, mi hija mayor, ha estado viajando con familiares durante años, y en esta ocasión fue el turno de su hermanito de experimentarlo junto a ella. Este año los dejamos ir durante todo el verano y al principio parecía muchísimo tiempo y en verdad lo juro ¡se fue volando!. Pero no voy a hablar sobre los beneficios para ellos y cómo esta experiencia es excelente para su independencia y aprendizaje. Este post no es sobre ellos. Quiero contar mi experiencia y por qué debería o no aconsejarte que lo hagas si alguna vez tienes la oportunidad.
Dentro de las frases favoritas de toda mamá está “ay, si no tuviera los niños tendría tiempo para (inserte aquí la actividad)”. Así que por supuesto cuando mis suegros se ofrecieron a llevarse a los niños durante el verano, empaqué más rápido que si estuviese preparándome para un inminente apocalipsis zombie.
Esto es lo que imaginé primero. Pensé que iba a ser un verano “livin´ la vida loca”. Finalmente, tiempo para mí, para relajarme y disfrutar de la vida sin las preocupaciones y las responsabilidades de ser mamá, me pareció una gran oportunidad. Poco sabía que el verano me iba a dejar en cambio con una lección sorprendente: cuando finalmente estaba sola conmigo misma, con todo el tiempo del mundo, me di cuenta de que no tenía idea de quién era yo realmente y qué era lo que en verdad quería hacer. . Pensé que lo sabía, pero me equivoqué.
Déjame elaborar. Cuando la maternidad parece abrumadora, tendemos a perdernos pensando en nuestro yo más joven, anhelando esos “años dorados” cuando éramos locas, libres y hasta imprudentes … aquel tiempo cuando podíamos hacer lo que quisiéramos y cuando quisiéramos porque nadie dependía de nosotras para sobrevivir. En realidad, una vez que los niños se han ido por el verano y finalmente estás con ese tiempo, te das cuenta de que ya no eres esa persona. Quieres cosas diferentes. La forma en que deseas pasar tu tiempo y tus prioridades han cambiado y esto tiene un impacto en cómo ves la vida, incluso cuando tus hijos no están cerca de ti.
Cuando se concede tu deseo de “un tiempo para mí”, puedes dormirte en los laureles como el viejo refrán o luchar por redescubrirte de alguna manera. Porque así lo admitas o no, sabes que dejamos que la maternidad sea aquello que prevalezca sobre todas las demás cosas que somos y hacemos. Entonces, cuando de repente no cumples ese rol por un tiempo, te ves obligada a confrontarte a ti misma. “¿Quién soy como mujer ahora que soy madre?” Esa fue la pregunta que me hice y me alegro de haber tenido estas 8 semanas para responderla.
Hay dos “yos” que viven la experiencia. Primero está el “yo” hedonista. Ella es la que siente que ¡es hora de disfrutar! Entonces una noche de viernes se bebe todo el vino y se despierta con una resaca masiva, pero sonríe porque no tiene a nadie a quien alimentar, y puede dormir todo el día si quiere ese sábado, incluso cuando el día está soleado afuera, porque lo único que quiere y puede hacer es descansar. Hacer nada. Ella va al cine y es la primera en el grupo de amigas que termina las temporadas completas de cada lanzamiento de Netflix del verano. Ella vuelve a ver la última temporada de Game of Thrones mientras come palomitas de maíz en su cama. Se siente libre de caminar desnuda por la casa, y está muy feliz con el hecho de que no tiene que cerrar las puertas o la necesidad de esconderse de nadie para disfrutar de un momento íntimo y apasionado con su esposo.
Y ahí está el otro “yo”. La analista. Ella se cuestiona e incluso no puede reconocer en quién se ha convertido. Entonces, en un esfuerzo por deshacerse de toda la mierda que ha recolectado por años, ella comienza a revolver la casa para deshacerse de todo lo que le estorba, pero en realidad está revolviendo su vida desechando lo que mentalmente le molesta. Cuanto más tira, más se da cuenta de que necesita muy poco para ser feliz. Aunque le gusta estar rodeada de ese inusual silencio, a veces echa de menos los pequeños gritos, las peleas entre hermanos y el sonido de esos pequeños pies corriendo por toda la casa. Entonces descubre que el desorden, el ruido y el caos le agregan significado a su vida. Luego va a sus habitaciones vacías, perfectamente limpias y organizadas, y se siente sorprendentemente sola. Pero se siente animada porque sabe que volverán pronto. Entonces, sin las preocupaciones, decide reinventarse para ser una mejor mujer, dándose cuenta de que esto es lo que es, UNA MUJER, no una madre o una esposa o una hija o una hermana … es una mujer con necesidades y sueños. , y sí, con muchos papeles que desempeñar. Ella planea y reorganiza sus prioridades. Ella se reconecta con su alma porque no lo ha hecho en mucho tiempo. Tiene conversaciones consigo misma, a menudo se ríe y llora inesperadamente. Finalmente encuentra el coraje de hacer las cosas que había mantenido dormidas en una esquina de sus prioridades y le da valor a sus deseos. Ella comienza a cuidar su cuerpo y su alma como nunca antes. Ama lo que hace con su vida más que nunca. Se vuelve aún más creativa, comienza nuevos proyectos, salta a las oportunidades sin temores porque, por primera vez en mucho tiempo, siente esa fuerza que le faltaba.
Un verano sin hijos no solo es diversión y juegos, también es una oportunidad para el autoexamen. Si tienes la oportunidad de hacerlo, GO FO IT, HÁZLO el próximo año sin una sola gota de culpa. Comienza a planificarlo, no tiene que ser 8 semanas. Descubrirás que la maternidad es una gran parte de quién eres, pero no lo es todo, y que serás una mejor madre si aprendes a amarte a ti misma y a quien eres como mujer.
Cuando finalmente volví a ver esas caritas no pude contener mi felicidad no solo porque los extrañaba como loca, sino también porque gracias a esta experiencia tengo una visión más clara de quién soy, qué quiero AHORA y se que tengo que agarrar el toro por los cuernos en el momento. Ahora soy una mujer contenta con su vida a medida que avanza, que vive y disfruta el presente, sin anhelar su yo pasado y sin pensar demasiado en su futuro. Déjame decirte algo mamá, ÉSTOS son tus años dorados, ahora mismo mientras todavía tienes a tus hijos a tu lado. Un día no será un verano sin hijos, será una vida sin ellos otra vez. Así que será mejor que lo disfrutes mientras puedas y reinventarte cuando tengas la oportunidad.