Ya se acerca el día de la madre y todo el mundo debe estar pensando en qué regalar. Mientras ustedes buscan y piensan, yo decidí dar un regalo por adelantado. Quiero ofrecer desde mi humilde opinión, algunos consejos para esas mujeres que aún no son mamás, pero que por ahí se les ha cruzado en la cabeza la idea. Sí. A ustedes mujeres que tienen el instinto maternal aunque lo nieguen, unas más oculto que otras. Ustedes, quienes nos miran a las mamás de reojo cuando entramos a un restaurante cargadas como un arbolito de navidad, con pañalera y bebé en brazos (e incluso más), mientras ustedes van pidiendo la cuenta, se beben de un solo sorbo el vino que tienen en la mesa y salen despavoridas como si hubiesen visto el mismo demonio en pañales. Ustedes, que se burlan de nosotras las mamás cuando nos ven por ahí en sudadera, sin habernos bañado siquiera y con el pelo a medio recoger mientras ustedes piensan “Uy no. Cuando yo sea mamá JAMÁS me voy a dejar ver así” (favor insertar mi risa sarcástica AQUÍ). Pues bien. A ustedes que las dejarán por fuera el día de la madre les voy a dar un regalo para que no se sientan excluídas. Lean con atención estos consejos para que los practiquen antes de ser mamás, y ustedes mamás ¿díganme si esto no es cierto? Y si se les ocurre otro bienvenido:
1. Trasnoche lo que quiera pero duerma lo que pueda. No dormir es una elección antes de ser mamá. Después de serlo es una obligación. Así que hágalo, disfrute de noches largas de fiesta, de quedarse despierta hasta la madrugada haciendo nada o trasnóchese haciendo lo que quiera. Pero eso sí, cuando pueda duerma. Duerma mucho, duerma hasta tarde. Duerma aunque no quiera dormir. Duerma.
2. Haga ejercicio. Este más que un consejo, tómelo como un mandamiento. No se queje tanto de ese gordito que según usted, no baja con nada. Aproveche que su cuerpo todavía no ha pasado los rigores de un embarazo, y no hablemos de un parto. Si quiere verse como una celebridad que después de dar a luz más parece que hubiese adoptado a su hijito porque por sus cuerpos no se les ve ni una señal de este procedimiento, entonces haga ejercicio. Y mucho.
3. Cuidado con los mitos de la maternidad. Muy seguramente usted ha escuchado o cree en cosas tales como: “Las contracciones son como cólicos pero más fuertes” (favor volver a insertar mi risa sarcástica AQUÍ), “Antes de ser mamá hay que prepararse”, o “Entre mi marido y yo nos vamos a distribuir las funciones de la casa y el bebé” (no solo vuelva a insertar mi risa sarcástica AQUÍ, también agregue un carcajada escupiendo algún líquido). Mi consejo. Haga caso OMISO de todas las anteriores si alguien se las llega a repetir. Las contracciones no son nada parecidas a un cólico, nada lo prepara a uno para ser mamá, y para los maridos su noción de cuidar el bebé es dejarlo ahí mientras ven la tele o miran algo en su computadora, y eso. Aunque quien quita y usted corra con suerte. De todos modos no se asuste. Usted va a sobrellevar todo esto en su momento y con mucha destreza.
4. Quédese todo un día en la cama sin hacer nada. Es más, desconecte el teléfono, alquile películas, léase cualquier libro de chick lit, pida comida a domicilio, en general haga pereza.
5. Vaya a cine. Así a usted no le llame mucho la atención este pasatiempo, por alguna extraña razón que debería ser estudiada científicamente, cuando usted sea mamá, va a extrañar ir a cine, o por lo menos la posibilidad de hacerlo. No quiere decir que usted no vuelva a ir. Pero se le va a complicar.
6. Disfrute sus viajes. Sobre todo si va en avión. Pídale a la azafata que la siente lo más lejos que pueda de un niño. Duerma en el avión, vea las películas así le cuesten 6 dólares y tome algo para relajarse si lo desea. Y adonde vaya simplemente disfrute y ¡consiéntase!
7. Disfrute del silencio y de la soledad. Hágame caso. No crea que soy aburrida ni una ermitaña, pero va a llegar un momento después de ser mamá en que un día de silencio y soledad es un tesoro.
8. No se queje tanto de su mamá. Las mujeres nos pasamos nuestra niñez y adolescencia peleando con nuestras mamás. E incluso algunas en su edad adulta continúan haciéndolo. Es una lucha constante y natural. Pero necesaria porque tarde o temprano nuestras mamás se vuelven amigas y aliadas. Y esto usted lo va a entender mucho más cuando sea mamá. De hecho, no es hasta ese momento en que uno valora y realmente aprecia lo que nuestras madres han hecho por nosotras. Déjela que la critique, que la regañe, que le pregunte… hágala feliz no solo porque ella le dio la vida sino porque ella ha pasado años solo pensando en usted y en su felicidad, haciendo cosas que usted ni se imagina para que usted esté bien y tenga la vida que tiene.
9. No se asuste. Todo lo que le he dicho aquí no tiene el objetivo de alarmarla. Si de algo estoy segura es que la maternidad es una bendición, y usted sabrá en ese momento a lo que me refiero. Le aseguro que nunca ha conocido el amor verdadero hasta que tenga a su propio bebé en brazos, ni se imagina la satisfacción de lo que es ver crecer a otro ser humano que depende totalmente de usted. Ser mamá es una dicha, con sus pros y sus contras como todo en la vida, pero un estado que la llenará de alegrías y de invaluables experiencias en el que todo, absolutamente todo vale la pena.
Mamás, ¿que opinan? ¿algún otro consejo? Y las que no son mamás, ¿qué les gustaría saber?