Veo esos piecitos correr por todos lados y yo tratando de controlar tus pasos. Me pregunto si tu cabeza lograr comprender que esa mujer que corre detrás tuyo como loca desenfrenada y que a todo te dice que no, es también la mujer que más te ama en el mundo.
Sospecho que algo sabes. Por esa fuerza con que me abrazas cuando sientes dolor. O esa mirada de “no me dejes” cuando me tengo que ir de tu lado.
Quiero que sepas que estar a tu lado y cuidarte las 24 horas del día durante tus hoy dos años de vida no ha sido ningún sacrificio. Ha sido por el contrario, un privilegio, una bendición. Tal vez no soy una brillante ejecutiva, ni me visto con tacones altos todas las mañanas. Pero créeme que no he dejado de lado mis sueños por permanecer a tu lado, si además tu eres parte de ellos. Soy una mujer feliz que tiene todo lo que necesita para serlo.
Mientras tu duermes, yo escribo historias que algún día leerás con la ilusión de que te inspiren y te hagan soñar y luchar por tus sueños. Es mi único deseo.
Me duele verte crecer no lo niego. Pero sonrío también. Cuando veo que tu heroína es nada más ni nada menos que tu hermana mayor, a la cual idolatras y persigues todo el día hasta el cansancio. Me haces reír cuando imitas a papá y saltas a vestir sus grandes botas de trabajo. O con cada palabra que balbuceas a medias y que solo yo logro entender. Así te veo crecer cada día, en un entorno en donde ya no me rodean los juguetes de bebé. Aquellos días se han ido, pero quedarán inmortalizados en mi corazón y en mi memoria. Ahora empiezas a desafiarme, a rabiar cuando te da la gana, y a exigir con tiranía lo que se te antoja. Y yo a impedir que tu ímpetu y mis ganas de complacerte le ganen a la razón, pues antes que todo soy tu madre y debo guiarte. No estoy aquí para cumplir tus caprichos, tal vez de vez en cuando, pero no siempre. Eso te hará daño y no lo puedo permitir, y aunque me duela verte llorar, se que ese llanto te llenará de carácter muy pronto.
Es parte de crecer mi amor. No es fácil ni para ti ni para mi pero nos tenemos el uno al otro. Mientras creces, seguiré corriendo detrás de tus piecitos, tratando de que tus caídas no sean tan dolorosas y ayudándote a seguir caminando, pues ese es el gran secreto de vivir. ¡Feliz segundo cumpleaños mi principito de cuento! Te amo más de lo que las palabras pueden expresar!
