Escritura, Español, Sólo Mamás

Sin Bebés en la Casa ¿A qué hora sucedió?

Sucede muy rápido. Un día te levantas y en medio de la rutina del día algo te muestra esa revelación. Para mi fue lavando la ropa sucia después de llegar de un campamento. Tenía toneladas por hacer así que comencé por lo más fácil, las cobijas. Cuando estaban listas, abrí el closet para acomodarlas pero eran muchas. Traté de hacer espacio con la mano libre mientras la otra sostenía las cobijas, porque las mamás a veces tenemos síndrome de malabaristas o de pulpo. Y de repente algo se cayó. Era la cobija que Erik usó en su cuna cuando recién nació; esa que ordené meticulosamente online y que coordinaba perfectamente con la decoración, pero que en algún momento quedó allí olvidada en el armario, quién sabe por cuánto tiempo. Ya no tenía ese olor a bebé. Olía a algo guardado. Tampoco tenía esos colores vibrantes de cuando la recibí por primera vez y no la sentía tan suave.  Luego me volteé y vi a mis dos hijos corriendo uno tras de otro completamente desapercibidos de la mamá espía que los observaba (sí, las mamás también tenemos síndrome de Sherlock Holmes). –Ya no tengo bebés– pensé, y me invadió una extraña melancolía.

De algo estoy completamente segura y es de que no quiero buscar otro bebé. El embarazo, la lactancia, los cambios en mi cuerpo, adaptar otra vez la relación de pareja, no lo quiero hacer de nuevo. Ya paro aquí, eso lo tengo claro. Pero no puedo evitar sentirme nostálgica de ver que en casa ya no hay bebés y que sin haberme dado cuenta estoy entrando en una etapa distinta de la maternidad.

Mi hija Eva de 4 años y medio, se prepara para viajar en unos días por primera vez a pasar un verano completo con uno de sus abuelos y sus tías dos años mayores que ella, quienes viven en otro país. A pesar de haberlo meditado y hasta cuestionado, ahora entiendo el porqué es necesario que los niños tengan éstas experiencias. Además, Eva lleva solo una semana en vacaciones y mi casa de un momento a otro se convirtió en una zona de desastre, y no hay Doc McStuffins que valga, el tenerla viendo televisión y llevarla a la piscina todos los días con su hermanito menor la va a aburrir eventualmente. Así que con un poco de corazón arrugado le alisto poco a poco todo lo que necesita para su viaje; le acomodo todo en su pequeña maleta mientras le explico que se va de paseo. Ya comprende que mami no va a estar con ella. Al principio lloraba, ahora me dice, “no te preocupes mami yo te llamo por Skype”. ¿A qué hora sucedió? ¿a qué hora se pasó todo este tiempo que yo no me di cuenta?

Al final del día se que todo estará bien. Erik comenzará a ir a un Day Care en unos días (insertar presión en el pecho acá), para que yo pueda seguir escribiendo y concentrarme en una serie de nuevos proyectos que vienen (stay tuned for that btw). Eva pasará las mejores vacaciones de su vida. Yo tendré tiempo para mi, para mi esposo.  Ellos seguirán creciendo y lo único que como padres podemos hacer es valorar y disfrutar absolutamente cada segundo con ellos. Porque hoy lo dejo a él en el salón de un Day Care, y a ella en las puertas de un avión. Pero mañana harán planes con sus amigos, tendrán pareja, se irán de la casa… Ya no tengo bebés y me duele. Pero tengo todavía dos niños y a pesar del desorden, las rabietas y la constante atención que necesitan, eso me hace inmensamente feliz.

11011284_10153333648237806_4266554234654135463_n

 

 

Related Posts

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *