Recuerdo ese día, cuando me tomaste de la mano y me llevaste rumbo al altar.
Mi corazón latía de emociones encontradas. Era el día más feliz de mi vida. Había soñado con ese momento desde niña. Y mi corazón que rebotaba de alegría olvidó por un momento que el tuyo en ese momento se rompía.
Tu niña consentida, la que un día alzaste y arrullaste en tus brazos se iba a casar y tu no podías hacer más que desearle suerte y con un beso y una mirada que intentaba desesperadamente ocultar la nostalgia de tu corazón, le diste a entender que igual la amabas como la has amado desde el día en que nació. Y ella vio tus ojos y quiso abrazarte y darte miles de besos, decirte, “no te preocupes papá, estaré bien. Me enseñaste todo lo que sé. Seré una mujer digna y fuerte, seré feliz. Y todo gracias a lo que aprendí de tí”.
Soltaste mi mano y no pude ver tu llanto, ni sentir la tristeza de tus pensamientos sabiendo que en ese momento me dejabas ir, con otro hombre.
Hoy veo en los ojos de mi hija y en los ojos de su padre, un amor único, uno que reconozco porque es el mismo que sentí, siento y sentiré siempre por mi primer amor.
Y dicen que el primer amor nunca se olvida, que el primer amor es el único que perdura con los años. Quien lo dijo tiene toda la razón. Hoy te digo papá, no solo con orgullo sino con una intensidad indescriptible, que no lo dudes ni un segundo. Tu eres ese primer hombre que amé.
Feliz Día del Padre!!!
Que ternura de mensaje!