Si usted Es una de esas mujeres tipo Kate Middleton cuyo embarazo, con todo y parto, les resulta un procedimiento algo semejante a sacarse una muela, la felicito. Definitivamente esta columna no es para usted y sí, la estoy discriminando abiertamente y le pido (suplico) que se retire. Llamémosle consecuencia de la depresión pre-parto. Si por lo contrario usted es de las que como yo, equiparan el tercer trimestre, en especial estas últimas semanas, con bajar a los infiernos y volver, ¡bienvenida! ¡no está sola! Comparto su dolor o mejor debería decir sus dolores: el de la ingle, la ciática, la espalda, la pantorrilla (Es este el que nos hace ir a conocer a Belcebú), y todos los derivados.
Bien lo comenté en un simple post de facebook. El tercer trimestre debería llamarse el trimestre de Los 7 enanitos por todos los estados emocionales y físicos por los que las embarazadas normalmente pasamos: gruñón, dormilón, quejosín, hambrientín, incomodín, hinchadín, y caprichosín. Aunque le agregaría un octavo enanito: Despistadín.
Ahora bien. Falta poco y si usted ya es madre sabe con certeza lo que le espera y eso es aliciente suficiente para soportar lo que le falte, bien lo dicen por ahí, mejor los cuida uno adentro que afuera. Si usted será mamá por primera vez, ¡agárrese! porque el carrito de la montaña rusa hasta ahora va subiendo. Pero le repito, acá estamos para darnos ánimos. A la larga ser mamá es una de las cosas, o mejor dicho, es la cosa más maravillosa del mundo, y ya después usted se olvidará de todo lo que tuvo que hacer antes de, porque todos los sacrificios, dolor de pantorrilla incluído, valen la pena. Mientras tanto, si quiere sobrevivir y pasar estas últimas semanas de la mejor manera posible estos son mis humildes consejos:
1. Olvídese del peso. Ok. Olvidarse puede ser una palabra imposible, considerando que a estas alturas la gravedad ya hace lo suyo y que las libras de más se sienten las 24 horas del día. Pero este es el momento. A menos de que usted tenga una condición médica que se lo impida, cómase esa hamburguesa con papas, el helado a la media noche, o cualquiera que sea su debilidad alimenticia porque usted y yo sabemos que después de estas semanas la culpa no la va a dejar saborear estos caprichos de la misma manera. De la dieta nos encargamos después…
2. Pida ayuda. Es más… ¡abuse! Ya sea por lástima, compasión, o porque realmente la rodean personas que la quieren, este es el momento de aprovecharse de los demás y de la ayuda que le ofrezcan, además para que usted no tenga que pararse sino para ir al baño (cosa que sucede como 500 veces al día).
3. Tenga cuidado con las quejas: Quejarse a estas alturas es normal, y la mayoría de mamás lo entendemos y compadecemos. Pero la quejadera constante agobia a quienes están alrededor. Así que en medio de todo, trate de sacar cosas positivas.
4. Busque distraerse: Este no es el momento de leerse Anna Karenina o algún otro complejo y largo clásico literario. Dedíquese a ver novelas, leer revistas de espectáculos, cosas sin mucho peso para que la saquen de la cotidianidad, que la hagan reír, y que sean momentáneas. Entre el dolor, el cansancio, el calor, y otros demonios, concentrarse es algo imposible y difícil de conseguir.
5. Visualice el gran momento: Piense que ya está a solo unos días de conocer al gran amor de su vida. Porque eso son los hijos, los amores de la vida. Piense en ese sublime momento que cambiará su mundo para siempre, y va a sentir que cada día de suplicio es un día más cerca a conocer ese pequeño ser que crece dentro de usted.
6. Por último ¡relájese y disfrute! porque lo que está por venir tampoco será fácil. Hermoso sí, fácil, no. Otra vez, a menos de que usted sea una mujer tipo Kate Middleton…
¿Alguna otra idea?
Daddy’s little girls will forever be one of my favorite movies. Besides the wood