Escritura, Español, Fantasía Ficción, Momentos de Inspiración

Por Qué Escribo y Consumo Fantasía—Y Por Qué Deberías Hacerlo También.

La Fantasía: Una Puerta de Entrada para Entender el Mundo, A Nosotros Mismos y Encontrar Paz en el Caos.

Si estás leyendo esto y ya te sientes abrumado por el caos del mundo, te entiendo perfectamente. Estos son tiempos agitados, y a menudo parece que todos estamos tratando de mantenernos a flote. Pero aquí está la verdad: aunque no podemos controlar todo lo que nos rodea, sí podemos controlar cómo elegimos procesarlo y responder a ello. Y ahí es donde entra la fantasía. No se trata solo de escapar a un mundo de magia y criaturas míticas (aunque, seamos sinceros, eso también tiene mucho peso). La fantasía nos ofrece una lente a través de la cual podemos examinar las luchas muy reales de nuestras propias vidas—sin siquiera darnos cuenta. Nos brinda el espacio para explorar nuestros miedos, nuestros sueños y nuestras batallas internas, todo mientras mantenemos una distancia segura de la realidad. Y, seamos francos, en estos días, todos podríamos usar un poco de eso.

Siempre me ha atraído la fantasía—no solo como escritora, sino también como lectora y fan de las series y películas de fantasía. Cuando era niña, descubrí el poder de historias como La historia interminable, que me permitieron vagar por mundos llenos de maravilla y posibilidades. No se trataba solo de escapar de lo ordinario, sino de encontrar verdades más profundas dentro de esos reinos fantásticos. Esas historias me ayudaron a lidiar con conflictos internos y alimentaron mi deseo de explorar, tanto en mi imaginación como en el mundo que me rodea. Luego llegó Tolkien—¡oh, Tolkien! Sus relatos me enseñaron que incluso los personajes más pequeños e improbables pueden cambiar el curso de la historia. Pero lo que realmente me resonó fue la comprensión de que la valentía no se trata de no tener miedo; se trata de seguir adelante a pesar del miedo.

Por supuesto, los mundos mágicos no se detuvieron ahí. Harry Potter me voló la cabeza. El trío de Harry, Hermione y Ron me mostró que la amistad, el sacrificio y la valentía no son solo para las páginas de un libro—son cosas que necesitamos cultivar en nuestras propias vidas. No se trata solo de la magia, los hechizos o el mundo de los magos; se trata de las elecciones que nos definen, de las luchas que enfrentamos en nuestra vida diaria, y del poder de mantenernos unidos incluso cuando las probabilidades parecen imposibles.

Pero lo que realmente consolidó mi amor por la fantasía fue Game of Thrones. No se trataba solo de dragones (aunque, sí, dragones). Era la complejidad de los personajes, las áreas grises morales y las duras verdades sobre el poder y la lealtad. Game of Thrones me ayudó a entender que la fantasía puede ser un espejo increíblemente potente de los conflictos del mundo real. No se aleja de mostrarnos los lados más oscuros de la humanidad, pero también revela cómo nuestras elecciones moldean el mundo, al igual que en nuestras propias vidas. La serie dejó claro que, al igual que en la fantasía, la vida está llena de giros inesperados, y no existe el héroe o villano perfecto—solo personas tratando de sobrevivir en un mundo en constante cambio.

Cuando escribí El Lago de los Milagros y The New Blood Fairy, no solo me sumergí en la fantasía por diversión—estaba lidiando con mis propias luchas internas. El Lago de los Milagros surgió de mi propio viaje para entender y gestionar la ansiedad. Es un cuento mágico sobre tener fe en uno mismo y la comprensión de que el destino es algo que moldeamos para nosotros mismos. Los personajes de esta historia deben confrontar sus demonios internos y el caos que los rodea, mientras aprenden a encontrar paz en un mundo que a menudo parece fuera de control. De manera similar, The New Blood Fairy trata sobre el autodescubrimiento y la realización de que, incluso cuando todo parece perdido, hay magia en el viaje. Para mí, escribir fantasía no es solo una escapatoria—es una manera de darle sentido a los conflictos del mundo real que nos pesan a todos.

Pero aquí está la verdad: escribir fantasía y sumergirme en mundos de fantasía me ha ayudado a procesar, comprender y lidiar con los desafíos de la vida. Ya sea la ansiedad, conflictos personales o simplemente navegar por tiempos inciertos, la fantasía proporciona un espacio muy necesario para la reflexión, la sanación y el crecimiento. Así que, ya sea que te sientas abrumado por el mundo que te rodea, busques un descanso de tus propias luchas internas, o simplemente estés buscando una manera de explorar nuevas posibilidades, te invito a sumergirte en un mundo de fantasía. Hay tanto por descubrir, desde grandes sagas épicas hasta pequeños tesoros ocultos, que pueden ofrecerte mucho más que solo una escapatoria. Pueden brindarte lecciones, sabiduría e incluso la fuerza para enfrentar lo que venga.

Después de todo, a veces la mejor manera de entender el mundo en el que vivimos es dar un paso hacia un mundo completamente diferente. Y quién sabe, tal vez encuentres las respuestas que has estado buscando.

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