Es algo poético. Hablo del hecho de que por 9 meses haya estado alejada de este blog. Pero hoy que vuelvo a él, definitivamente es como volver a nacer, y más en las circunstancias actuales… ¡Pero estoy de vuelta y con la mejor actitud, ánimo y estrenando layout!
Una de las razones por las cuales me ausenté fue el haber encontrado una oportunidad de trabajo que aunque corta, ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi carrera. 5 de esos largos 9 meses fueron dedicados a un proyecto que estaba comenzando y al cual llegué por casualidad. Fue como esos romances de verano, intensos, apasionados, en donde se entrega todo, y cada día se aprovecha al máximo porque se sabe que el romance tiene fecha de expiración. En algún momento, se llega a pensar en que nunca va a terminar, pero las cosas que son usualmente más que perfectas, suelen también ser efímeras. Entonces nunca se piensa en el final hasta el día en que de repente el personaje te dice que en dos semanas tendrá que decir adiós, en mi caso fue la temible llamada de two week notice de mi jefe.
Qué mejor para una mamá que trabajar desde la casa, a su ritmo, haciendo lo que le gusta todos los días, viajando de vez en cuando, recibiendo un sueldo increíble, aprendiendo de compañías en las que siempre soñó trabajar algún día… es como conocer a un príncipe azul estando de vacaciones en Ibiza. Pero desde el comienzo sabía que era un proyecto que estaba en fase de prueba. Sobre todo, que mi parte era algo secundaria en todo el proceso. En el fondo sí, confieso que tuve la esperanza de que esta experiencia se alargara más. Pero en mi último viaje, supe que la empresa estaba tomando otras direcciones, así como cuando uno sabe que el príncipe azul del verano es perfecto, pero tiene otros planes de vida.
Lo bueno de estos romances es que nunca terminan con dramas. Cada quien continúa su camino, apreciando lo que gozó en el verano y muchas veces hasta continuando la amistad así sea de lejos con esa persona. Las dos partes se van tranquilas y siguen prosperando por separado, y en algunos casos, porque a veces la vida tiene esos giros, es esa persona la que te presenta o te lleva a conocer a la que realmente será el amor de tu vida. Y después cuando pasa el tiempo y uno lo ve en Facebook casándose o presentando a su nuevo bebé, ¡hasta se siente alegría!
Gracias a lo que viví en estos meses tuve el coraje y los recursos para publicar mi primera novela El Lago de los Milagros (que btw pueden comprar aquí), un sueño que estaba en pausa desde hace más de 8 años. También, tuve la oportunidad de conocer y aprender de personas increíbles y sumamente exitosas, en un punto de mi vida en donde yo estaba buscando precisamente eso: aprendizaje. Pude conocer de cerca el fascinante mundo de las telenovelas y la televisión, y todos lo que me conocen saben que soy farandulera, novelera, y que sigo más de una serie con efervescencia. Y todo esto mágicamente me llevó en una noche de insomnio a escribir el primer capítulo de una dramedia que tengo en remojo y que espero poder terminar en los próximos meses.
Así que me llevo lo mejor de unos meses de mucho romance y mucho escribir. Pude volver a retomar el impulso y la disciplina que se pierden con el tiempo cuando uno deja de trabajar con horarios de oficina. Volví a conectarme con el mundo laboral, y a recordar mis pasiones y mis verdaderos sueños. Y así como los romances de verano me quedé con sus datos y ellos con los míos, y nunca se sabe… a veces esos romances se vuelven a conectar con el paso del tiempo… Who knows?